Amigas

Acabo de volver de una noche PIP. Hemos ido a cenar y al cine.

La semana pasada, Patricia y yo llevamos a las niñas a visitar a una granja. La granjera desde el minuto cero le tiraba los tejos a Patricia.

Para llegar hasta donde estaban los animales había que recorrer un camino lleno de barro. En cuanto hundí los pies decidí que yo no podía ya con más dificultades, le dije a Patricia que se llevase a Carmen y me senté en una piedra del borde del camino a tener una crisis emocional de lo más intensa.

La cuestión es que cuando la granjera le preguntó a Patricia por mí, ella le contestó que estaba en el camino llorando porque «no estamos en nuestro mejor momento».

Hoy nos hemos dado cuenta de que la mujer entendió que éramos pareja y que estábamos viviendo una crisis.

Y yo ahora estoy la hostia de enfadada.

A mí me parece maravilloso que una señora del campo intente ligar con mi amiga, pero resulta que estaba ligando con mi «mujer» delante de mis narices y además aprovechando mi momento de debilidad.

Ojo que no vaya aún a la granja esa y arrastre a la granjera de la coleta por la montaña abajo.

Me encanta estar con mis amigas. Estamos las tres viviendo en un casi permanente momento catastrófico y siempre encontramos la forma de reírnos a carcajadas de nuestros «dramas»

El cine era uno de esos en los que puedes reclinar la butaca, en un momento miré hacia un lado y vi a Pilar durmiendo y a Patricia a punto de hacerlo mientras intentaba hacer una mantita con mi chaqueta y me entró un ataque de risa.

Somos maravillosas.

No tenemos nada de excepcional. No somos las más listas, las más guapas o las más inteligentes, pero las tres seguimos adelante y conseguimos arrancarle a la vida buenos momentos.

Hoy por ejemplo, estuvimos debatiendo si me tengo que instalar una App de mujeres o una de hombres. Al final, llegamos a la conclusión de que me ha ido tan mal con ambos sexos que lo mismo es mejor usar mis dotes de meiga e intentar enamorarme de un espíritu.

Me estoy acostumbrado a esto de aceptar la vida como viene.

La amistad es una forma de amor estupenda. Esa una de las lecciones que tenía por aprender.

Hace tiempo que le daba vueltas a la idea de que las PIP deberíamos ser los personajes principales de una novela, hoy les he pedido permiso para jugar un poco con las letras y me lo han dado.

Se me ocurren un montón de historias divertidas que deberíamos protagonizar.

A ver…

Deja un comentario