Dios y la lluvia

Dios está en los detalles.

Llevo una semana enferma, me contagiaron un virus respiratorio en la oficina que se me ha subido al oído y se ha convertido en una otitis.

Además en esta semana me ha venido la regla, me dieron dos brotes de cólicos por intolerancia alimentaria y me siento como si me hubiera pasado una apisonadora por encima.

Mañana tengo examen del máster, el martes de inglés en la EOI y el sábado por la mañana una oposición.

Y otra vez una semana por delante metiéndome a diario en vagones de Metro abarrotados de gente maleducada y enfadada.

Ahora mismo me estoy tomando una infusión de salvia tumbada en la cama y mientras me tapaba con el edredón he pensado en lo agradable que es poder descansar un rato y estar calentita y a gusto.

No soy una persona nada sabia. Ojalá lo fuese, pero realmente soy muy torpe.

Pero es verdad que a ratos tengo momentos de tal brillantez y claridad mental que a veces dudo que salgan íntegramente de mí.

Estamos vencidos. Eso es lo maravilloso de la vida.

Yo sí lo estoy y quiero que me deje en paz todo el mundo con esa idea, porque a mí me libera mucho.

Ya no tengo que angustiarme por pelear algo que tengo perdido de antemano, así que puedo disfrutar infinito de cualquier pequeña cosa .

Es como lo de la semana que me queda por delante. No importa cuánto sufra o deje de sufrir por anticipado, esta va a ser una semana «ploff». Así que me he tumbado en la cama y he disfrutado de lo cómoda que estoy ahora mismo.

Me he dado cuenta de que ya no tengo mucho que quiera ofrecer al mundo, pero que sí puedo sacar del mundo pequeñas cosas que a mí me llenan.

Estoy cansada y el hecho de aceptar y asumir ese cansancio me ha permitido descansar de verdad por primera vez en toda mi vida.

Dios está en los pequeños detalles y a mí me está enseñando un camino nuevo que me está resultando muy interesante de transitar.

Sé que suena derrotista, pero no lo es. Al contrario, al rendirme la vida ha comenzado a fluir por mi.

Otra vida. Una diferente a la que yo conocía o esperaba.

La mejor sensación de paz y serenidad viene de la aceptación.

Estoy cambiando muchísimo. En parte me estoy transformando en alguien nuevo, pero en parte también estoy recuperando a viejas partes de mí.

Se ha puesto a llover mientras escribía esta entrada.

Infusión calentita, camita, edredón y el sonido de la lluvia cayendo sobre las aceras.

Dios está en los pequeños detalles y creo que esta versión de mí le gusta más que las anteriores y me acaba de hacer un pequeño regalo para demostrarlo.

A mí también me gusta más esta Iria. Es mucho más fácil convivir con ella.

Me gusta muchísimo más.

Deja un comentario